Ella es una descarnada crítica literaria de entre casa y como no quiere hacerse un blog, directamente agarro y lo hago yo, poniendo más o menos las cosas que me acuerdo que me dice. Espero que les resulte útil.

domingo, 16 de octubre de 2011

Trilogía Millenium. Steig Larsson

El primer libro la hizo adicta. Inmediatamente se compró el segundo y el tercero. Leía constantemente, en la cama, en la cocina, en el living en el baño. Durante alguna semanas pude saber perfectamente qué hacía mi mujer todo el tiempo: leía.
Yo no leí ninguno de los libros pero vi la primera película, cosa que innegablemente me otorga un absoluto y completo derecho de opinar con la más amplia arbitrariedad sobre las tres novelas. Yo sólo quiero comentar que gran parte del encanto de la saga se debe a la protagonista femenina, que encarna cierta fantasía de quién querrían ser las mujeres, rudas, inteligentes, agresivas, sexys, pero sufridas. Creo que hoy más que nunca ellas están en igualdad de condiciones de pelear, si las armas son computadoras. Igual, esa Lisbeth te puede dar una paliza mano a mano, parece.
Volviendo a mi mujer, aunque el primer libro la fanatizó, el segundo no le gustó tanto y el tercero lo terminó leyendo más por fidelidad a la saga que otra cosa. Según ella en estas dos últimas novelas (que tienen unos títulos tan largos que les ahorro leérselos) están atiborradas de eventos con débiles o arbitrarias conexiones, y la trama es más desprolija que la primera. Ella desconfía de la leyenda del tipo que escribió las tres novelas completas en soledad y no las pudo ver publicadas, directamente cree que la segunda y la tercera fueron escritas por otra persona, tal vez en base a notas o ideas de Larsson. Nunca lo sabremos, pero es cierto que la historia es un poco rara, no son los tiempos de Kafka y una segunda parte sólo se hace después del éxito de la primera. Ni George Lucas sabía si iba a haber una segunda parte cuando hizo la primera película de Star Wars. Yo creo que ni sabía que Darth Vader era el padre de Luke, pero eso es un tema mío.
En definitiva, detrás de "Los hombres que no amaban a las mujeres" y las otras dos, pudo haber un hombre que amara las letras, pero es seguro que hubo muchos, muchos más que amaban el dinero.